Blogia
Febrero Loco

Nella Larsen (1891-1964) y Federico García Lorca (1898-1936)

Nella Larsen (1891-1964) y Federico García Lorca (1898-1936)

Nella Larsen, nació hace 120 años y fue una revolucionaria del pensamiento en una época para ella muy dificil, mujer y mezcla racial, afro-americana por parte de padre y danesa por parte de madre. Nació en Chicago (Illinois) un 13 de abril de 1891 y desapareció de la faz de la tierra, en absoluto anonimato, un 30 de marzo de 1964 cuando vivía ejerciendo como enfermera pero con dos obras literarias increíbles, Passing, que plasmaba los problemas no solo del racismo, sino del clasismo o la discriminación sexual y Quicksand (Arenas movidizas), a sus espaldas. También escribió relatos cortos en prensa, algunos bajo el seudónimo de Allen Semi, su nombre y el apellido de su marido invertidos.

 

Cómo no ocultarse un personaje tan molesto para aquellos tiempos, una mujer que había vivido en Dinamarca, que era de una mezcla de culturas y razas y que no encajaba en ningún lugar y además era observadora y tenía una gran inteligencia y espíritu.


Nella perteneció al movimiento literario y cultural del Harlem Renaissance, un movimiento que a través de la cultura mostraba la realidad y alimentaba un nuevo mundo y que aunaba a escritores, pintores, antropólogas, arquitectos, músicos, … como James Weldon Johnson, Palmer Hayden, Alain Locke, William H. Johson, Aaron Douglas, Palmer Hayden, William H.Johnson, Louis Amsstrong, Ella Fitzgerald, Countee Cullen, Zora Neale Hurston, Wallace Thurman, Aaron Douglas, Jacob Lawrence, Bessie Smith, Josephine Baker,... y tantos más, algunos o la mayoría perdidos en el tiempo.

 

http://www.youtube.com/watch?v=2kZBHWzgbFA

 

Personajes como el poeta afro-americano Langston Hughes (1 Febrero de 1902– 22 Mayo 1967) que incorporó el blues y el jazz a la poesía y colaboró con Mingus en un proyecto en el que estas dos artes se fusionaban. Uno de sus poemas más importantes fue The Weary Blues. Hughes creó las Blues Words en las que adaptaba las terceras menores, bluseras total, al texto escrito.  


Langston, asistió al II Congreso de Escritores Antifascitas que se celebró en España en 1937, durante la Guerra Civil española, como dominaba el idioma, trabajó como corresponsal en España para el Baltimore Afro-American y conoció a Rafael Alberti, María Teresa León, Manuel Altolaguirre, Pablo Neruda, Miguel Hernández,, y otros, publicó algunos poemas traducidos por Alberti en la revista El Mono Azul. Uno de ellos, I Wonder as I Wander describe los terribles bombardeos sobre Madrid.también tradujo al inglés la poesía de Federico García Lorca. Tal y como Lorca le había recomendado en sus paseos por Harlem vió bailar a La Niña de los Peines y escuchó cantar a Pastora Pavón. En I Wonder as I Wander escribe “El grito extraño, salvaje de su flamenco era para mi muy parecido al primitivo blues negro del Sur más profundo”.


Langston Hughes decía en una declaración de principios: “Mis principales influencias literarias han sido Paul Laurence Dunbar, Carl Sandburg y Walt Whitman. Mis figuras públicas favoritas incluyen a Jimmy Durante, Marlene Dietrich, Mary McLeod Bethune, Mrs. Franklin D. Roosevelt, Marian Anderson y Henry Armstrong … Vivo en Harlem, ciudad de Nueva Yor. Soy soltero. Me gusta ‘Tristan,’ la leche de cabra, los cuentos, los poemas líricos, el calor, la gente sencilla, los barcos y las corridas de toros; no me gusta ‘Aida,’ las chirivias, las novelas largas, los poemas narrativos, el frío, la gente pretenciosa, los autobuses ni los puentes”.


Y definía la poesía diciendo que era:el alma humana al completo, exprimida como un limón, gota a gota, en palabras como átomos”

http://www.poemhunter.com/langston-hughes/poems/page-1/

 

 

The Weary Blues / El Blues del hastio


Droning a drowsy syncopated tune, /Zumbando una somnolienta melodía sincopada
Rocking back and forth to a mellow croon, / Meciéndose insistentemente hacia un dulce canturreo
I heard a Negro play. / escuché a un negro tocar
Down on Lenox Avenue the other night/ allá en la avenida Lenox la otra noche
By the pale dull pallor of an old gas light / junto a la palida tenue palidez de una vieja lámpara de gas

He did a lazy sway . . . / Se balanceaba perezoso...
He did a lazy sway . . . / se balanceaba perezoso


To the tune o’ those Weary Blues / por la melodía de ese Blues hastiado
With his ebony hands on each ivory key/ con su manos de ébano en cada tecla de marfil
He made that poor piano moan with melody / hacía gemir ese pobre piano con melodía


O Blues! /¡Oh Blues!


Swaying to and fro on his rickety stool / Balanceándose de un lado a otro en su desvencijado taburete
He played that sad raggy tune like a musical fool /tocaba esa triste melodía raggy como un estúpido musical


Sweet Blues! /¡Dulce Blues!


Coming from a black man’s soul / Surgiendo del alma de un hombre negro


O Blues! /¡Oh Blues!


In a deep song voice with a melancholy tone / en una voz de canto profundo con una melancólica melodía
I heard that Negro sing, that old piano moan / Escuché a ese Negro cantar, ese viejo piano lastimero


"Ain’t got nobody in all this world / “No tengo a nadie en este mundo
Ain’t got nobody but ma self / No tengo a nadie más que a mi mismo
I’s gwine to quit ma frownin’ / es suficiente para dejar mi ceño fruncido
And put ma troubles on the shelf."/ y dejar mis problemas a un lado.



Thump, thump, thump, went his foot on the floor./ Pum, pum,pum golpeaban sus pies sobre el suelo
He played a few chords then he sang some more/ tocó unos cuantos acordes mientras cantaba algo más


"I got the Weary Blues/ "Conseguí el Blues del hastio
And I can’t be satisfied / Y no puedo  estar satisfecho
Got the Weary Blues / Conseguí el Blues del hastio
And can’t be satisfied /y no puedeo estar satisfecho
I ain’t happy no mo’/ nunca más seré feliz
And I wish that I had died." /y desearía haber muerto”.


And far into the night he crooned that tune/ y lejos en la noche canturreo esta melodía
The stars went out and so did the moon./ Las estrellas surgieron y, también, la luna
The singer stopped playing and went to bed / el cantante dejó de cantar y se fue a dormir

While The Weary Blues echoed through his head/ mientras el Blues del Hastío resonaba en su cabeza

He slept like a rock or a man that’s dead/ Se durmió como un tronco o un hombre que está muerto..

http://www.youtube.com/watch?v=ZLjYflvXYIM

http://www.youtube.com/watch?v=Zdmp5lnj2WQ

http://www.youtube.com/watch?v=5mFp40WJbsA

http://www.youtube.com/watch?v=4_6Z1_3btQ8

http://www.youtube.com/watch?v=w7WXPf_65UE

http://www.youtube.com/watch?v=9ppjmLWlKgc

http://www.youtube.com/watch?v=eRAMoBvc-04

http://www.youtube.com/watch?v=cPugGMDlFfY

 

http://www.youtube.com/watch?v=WaahYnDHVKU

http://www.youtube.com/watch?v=BOKjTzW4IWM

http://www.youtube.com/watch?v=woPzWeRmclg

 

http://www.youtube.com/watch?v=nQU5DFORDy0&feature=related

http://alazorza.blogspot.com/2009/11/poemas-de-langston-hughes-y-fotografias.html

 

Y, aunque cuesta dejar a Hughes lo haré con este poema y un enlace sobre su estancia en España:

 

Moonlight in Valencia: Civil War/

Luz de luna en Valencia: Guerra Civil

 

Moonlight in Valencia:/ Luz de luna en Valencia

The moon meant planes./La luna significa aviones

The planes meant death./ los aviones significan muerte

And not heroic death./ y no muerte heroica

Like death on a poster:/ como la muerte en un poster

An officer in a pretty uniform/Un oficial con un bonito uniforme

Or a nurse in a clean white dress-/o una enfermera con un pulcro vestido blanco

But death with steel in your brain,/ pero si muerte con metralla en tu cerebro

Powder burns on your face,/ polvos ardientes en tu cara

Blood spilling from your entrails,/ sangre bullendo de tus entrañas

And you didn’t laugh/ y no te reías

Because there was no laughter in it./ porque no tenía ninguna gracia.

 

 

http://www.lasombradelmembrillo.com/lsm4pdf/Langston%20Hughes.pdf


Dentro del movimiento Harlem Renacentista podríamos hablar sin parar de artistas que dejaron su huella, su visión y sus esperanzas. Pero sigamos hablando Nella Larsen.

 

Nella tuvo que afrontar, como enfermera, la pandemia de la gripe española y después pasó a trabajar de bibliotecaria. En 1919 se casó con Elmer Imes, un físico que fue el segundo afroamericano en recibir el doctorado en Física. En 1928 publicó su primera novela Quicksand (Arenas movedizas) pero desde el 1920 ya había estado publicando relatos en prensa, en 1926 publicó Freedom y The wrong man.

 

 En 1929 publicó su segunda novela Passing y en 1930 escribió Sanctuary por la que fue acusada de plagio, porque la obra se parecía a la escrita por la inglesa Sheila Kaye-Smith, Mrs. Adis, escrita en 1919. Pero Sanctuary era más extensa, estaba mejor escrita y con más detalles políticos, raciales y sobre las diferentes clases sociales. Curiosamente Sheila, años después, desveló que había basado su obra en una vieja historia de San Francisco de Sales, pero ella nunca supo que habían acusado a Nella de plagio.

 

Nella Larsen fue la primera mujer afroamericana que recibió la Guggenheim Fellowship y la aprovechó para viajar a Europa. Estuvo en Mallorca y en París. Trabajó en una obra sobre un triángulo amoroso entre blancos que nunca fue publicada.

 

La vida de Nella fue una vida cargada de una absoluta inestabilidad, de absoluta falta de identidad y llena de una perpetua insatisfacción que le provocaba un estado de absoluta asfixia.

 

Nella a través del personaje de su primera novela Quicksand, Helga Crane, redefinió la negritud, con una Helga que nadaba entre la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak y el Swing Low, Sweet Chariot.

 

En Passing, la protagonista Clare Kendry, educada, sofisticada y respetada en Harlem, pasa a ser despreciada por traidora a su comunidad al casarse con un hombre blanco y hacerse pasar por blanca. Su íntima amiga Irene que la admira, con una admiración que roza la ambigüedad sexual, pasa por una experiencia similar. Mientras Clare se hace pasar por blanca para conseguir seguridad a nivel social, Irene se hace pasar por heterosexual con los mismos fines. Nella Larsen en Passing incorpora unos versos de un epigrama del famoso poema de Countee Cullen, Heritage (1925) que dice:

 

One three centuries removed
From the scenes his fathers loved,
Spicy grove, cinnamon tree,
What is Africa to me?

 

 

 

Nella Larsen y Federico García Lorca

 

Federico García Lorca tuvo el privilegio de conocer a Nella Larsen en Nueva York (1929-30) y fue ella quien le introdujo en los círculos literarios y en los ambientes musicales de Harlem.Seguramente fue Nella la que propicio el encuentro entre dos grandes poetasmuy afines, Hughes y Lorca, porque Lorca no hablaba inglés y Hughes había aprendido español en su estancia en Méjico.

 

Federico en una carta a sus padres dice de Nella:


"Esta escritora es una mujer exquisita, llena de bondad y con esa melancolía de los negros, tan profunda y tan conmovedora. Dio una reunión en su casa y asistieron sólo negros. Ya es la segunda vez que voy con ella, porque me interesa enormemente. En la última reunión no había más blanco que yo. Vive en la segunda avenida y desde sus ventanas se divisaba todo Nueva York encendido. Era de noche y el cielo estaba cruzado por larguísimos reflectores. Los negros cantaron y danzaron… Había un muchachito que cantó cantos religiosos. Yo me senté en el piano y también canté. Y no quiero deciros lo que les gustaron mis canciones. Las “moricas de Jaén”, el “no salgas, paloma, al campo” y “el burro” me las hicieron repetir cuatro o cinco veces. Los negros son una gente buenísima. Al despedirme de ellos me abrazaron todos y la escritora me regaló sus libros con vivas dedicatorias, cosa que ellos consideraron como un gran honor por no acostumbrar esta señora a hacerlo con ninguno de ellos. […] Con la misma escritora estuve en un cabaret, también negro, y me acordé constantemente de mamá, porque era un sitio como esos que salen en el cine y que a ella le dan tanto miedo".


Nella muestra a Lorca la realidad de la negritud que Lorca vive como propia: "Yo quería hacer el poema de la raza negra en Norteamérica y subrayar el dolor que tienen los negros de ser negros en un mundo contrario, esclavos de todos los inventos del hombre blanco".

 

Lorca escribe en Poeta en Nueva York:


“Yo denuncio a toda la gente/ que ignora la otra mitad”, afirma en el poema “Nueva York. Oficina y denuncia”.


Y grita:


Grito hacia Roma

(Desde la Torre del Crysler Building)

Manzanas levemente heridas
por los finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.

Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elefantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.

Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.

Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor,
entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.

Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos. 

 

Y...

 

El rey de Harlem


Con una cuchara

arrancaba los ojos a los cocodrilos
y golpeaba el trasero de los monos.
Con una cuchara.

Fuego de siempre dormía en los pedernales,
y los escarabajos borrachos de anís
olvidaban el musgo de las aldeas.

Aquel viejo cubierto de setas
iba al sitio donde lloraban los negros
mientras crujía la cuchara del rey
y llegaban los tanques de agua podrida.

Las rosas huían por los filos
de las últimas curvas del aire,
y en los montones de azafrán
los niños machacaban pequeñas ardillas
con un rubor de frenesí manchado.

Es preciso cruzar los puentes
y llegar al rubor negro
para que el perfume de pulmón
nos golpee las sienes con su vestido
de caliente piña.

Es preciso matar al rubio vendedor de aguardiente
a todos los amigos de la manzana y de la arena,
y es necesario dar con los puños cerrados
a las pequeñas judías que tiemblan llenas de burbujas,
para que el rey de Harlem cante con su muchedumbre,
para que los cocodrilos duerman en largas filas
bajo el amianto de la luna,
y para que nadie dude de la infinita belleza
de los plumeros, los ralladores, los cobres y las cacerolas de las cocinas.

¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem!
No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos,
a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro,
a tu violencia granate sordomuda en la penumbra,
a tu gran rey prisionero, con un traje de conserje.

Tenía la noche una hendidura
y quietas salamandras de marfil.
Las muchachas americanas
llevaban niños y monedas en el vientre,
y los muchachos se desmayaban
en la cruz del desperezo.

Ellos son.
Ellos son los que beben el whisky de plata
junto a los volcanes
y tragan pedacitos de corazón
por las heladas montañas del oso.

Aquella noche el rey de Harlem,
con una durísima cuchara
arrancaba los ojos a los cocodrilos
y golpeaba el trasero de los monos.
Con una cuchara.
Los negros lloraban confundidos
entre paraguas y soles de oro,
los mulatos estiraban gomas, ansiosos de llegar al torso blanco,
y el viento empañaba espejos
y quebraba las venas de los bailarines.

Negros, Negros, Negros, Negros.

La sangre no tiene puertas en vuestra noche boca arriba.
No hay rubor. Sangre furiosa por debajo de las pieles,
viva en la espina del puñal y en el pecho de los paisajes,
bajo las pinzas y las retamas de la celeste luna de cáncer.

Sangre que busca por mil caminos muertes enharinadas y ceniza de nardos,
cielos yertos, en declive, donde las colonias de planetas
rueden por las playas con los objetos abandonados.

Sangre que mira lenta con el rabo del ojo,
hecha de espartos exprimidos, néctares de subterráneos.
Sangre que oxida el alisio descuidado en una huella
y disuelve a las mariposas en los cristales de la ventana.

Es la sangre que viene, que vendrá
por los tejados y azoteas, por todas partes,
para quemar la clorofila de las mujeres rubias,
para gemir al pie de las camas ante el insomnio de los lavabos
y estrellarse en una aurora de tabaco y bajo amarillo.

Hay que huir,
huir por las esquinas y encerrarse en los últimos pisos,
porque el tuétano del bosque penetrará por las rendijas
para dejar en vuestra carne una leve huella de eclipse
y una falsa tristeza de guante desteñido y rosa química.

 

Es por el silencio sapientísimo
cuando los camareros y los cocineros y los que limpian con la lengua
las heridas de los millonarios
buscan al rey por las calles o en los ángulos del salitre.

Un viento sur de madera, oblicuo en el negro fango,
escupe a las barcas rotas y se clava puntillas en los hombros;
un viento sur que lleva
colmillos, girasoles, alfabetos
y una pila de Volta con avispas ahogadas.

El olvido estaba expresado por tres gotas de tinta sobre el monóculo,
el amor por un solo rostro invisible a flor de piedra.
Médulas y corolas componían sobre las nubes
un desierto de tallos sin una sola rosa.

 

A la izquierda, a la derecha, por el Sur y por el Norte,
se levanta el muro impasible
para el topo, la aguja del agua.
No busquéis, negros, su grieta
para hallar la máscara infinita.
Buscad el gran sol del centro
hechos una piña zumbadora.
El sol que se desliza por los bosques
seguro de no encontrar una ninfa,
el sol que destruye números y no ha cruzado nunca un sueño,
el tatuado sol que baja por el río
y muge seguido de caimanes.

Negros, Negros, Negros, Negros.

Jamás sierpe, ni cebra, ni mula
palidecieron al morir.
El leñador no sabe cuándo expiran
los clamorosos árboles que corta.
Aguardad bajo la sombra vegetal de vuestro rey
a que cicutas y cardos y ortigas tumben postreras azoteas.

Entonces, negros, entonces, entonces,
podréis besar con frenesí las ruedas de las bicicletas,
poner parejas de microscopios en las cuevas de las ardillas
y danzar al fin, sin duda, mientras las flores erizadas
asesinan a nuestro Moisés casi en los juncos del cielo.

¡Ay, Harlem, disfrazada!
¡Ay, Harlem, amenazada por un gentío de trajes sin cabeza!
Me llega tu rumor,
me llega tu rumor atravesando troncos y ascensores,
a través de láminas grises,
donde flotan sus automóviles cubiertos de dientes,
a través de los caballos muertos y los crímenes diminutos,
a través de tu gran rey desesperado
cuyas barbas llegan al mar.

 

Lorca dijo que al escribir sobre Nueva York, quería ser, a diferencia de Paul Morand, “el hombre que mira la gran mecánica del ’elevado’ y le caen las chispas de carbón encendido en las pupilas”. Lorca entró de lleno en el mundo de los hispanos en Nueva York. Lllegó de la mano de Fernando de los Ríos y entabló relación con Federico de Onís, Dámaso Alonso, la Argentinita, Sánchez Mejías, María de Maeztu, Concha Espina, Camba, León Felipe, Andrés Segovia, la soprano valenciana Lucrecia Bori … y se emborrachó con el poeta Hart Crane pero fue Nella Larsen quien le adentró en los infiernos y los paraísos de la negritud.

 

Su sensibilidad le rasgó completamente y se fundió con el dolor y la realidad de un plumazo, muchos factores confluyendo y el crack económico como un acento convertido en estocada. Al volver dijo que había sido la experiencia más útil de su vida. Se adentró en Harlem, se enamoró del jazz y del blues, conoció el cine sonoro, leyó a Walt Whitman a T.S.Elliot y nació en su interior el Poeta en Nueva York. En esta obra todo su mundo se fundió y cobró cuerpo: el surrealismo, los gitanos y los negros, su espiritualidad y su Andalucía natal y su descubierto Harlem se unieron en un canto universal.

 

 

Lorca y el Jazz


Ortega y Gasset piensa que Lorca se siente hermano del negro norteamericano no sólo por una cuestión social si no, también, por una cuestión cultural. Lorca en el jazz encuentra una similitud con el flamenco, la expresión de los marginados sociales, los negros, los gitanos... . El flamenco y el jazz presentan semejanzas y diferencias. Ambas son expresiones telúricas de un pueblo (hindú/africano) que ha sido aislado social y geográficamente de su medio natural, y que expresa musicalmente la memoria cultural de su pasado colectivo. En la música de ambas minorías el artista es el compositor y el intérprete.

 

Al igual que el gitano, en Poeta en Nueva York el negro es el enajenado. Solamente el canto y la música le permiten evadirse de su alienación y Nueva York es como el final de un trayecto donde el individuo al dejar su medio natural pierde su identidad, sus raíces, se deshumaniza y entra en la autodestrucción en medio de una civilización de maquinarias y progreso, de velocidad vertiginosa a ninguna parte.

 

Lorca percibe la crisis de la civilización, cuya ambición le ha llevado a alejarse del medio natural para sumergirse en lo puramente material.

 

Y dejó una aurora de apocalipsis en un reflejo visionario:

 

 

La Aurora

 

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean en las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

 

http://www.youtube.com/watch?v=gaaJO7NBlig

 

*

0 comentarios