Robert Doisneau
Robert Doisneau nació en Gentilly en 1912 y murió en París en 1994. Fue el fotógrafo que nos dejo un París real, tangible, un París de los 40, 50,... Robert estaba en las calles parisinas pero no como un observador, Robert formaba parte de las calles y por eso pudo captar, con su Rolleiflex, su esencia. Niños jugando, llevando una enorme barra de pan a casa, adolescentes apostados en las esquinas, mujeres, hombres, trabajadores con las fábricas al fondo, vendedoras de mercados callejeros, besos robados al paso, movimiento... , músicos, pitonisas, pintores, bailarines, escritoras, bares, mercados, bicicletas, familias en moto: toda la geografía humana captada con nitidez, naturalidad y ternura; también las calles vacias, con sus adoquines brillantes al amanecer, las casas aisladas como buques, la lluvia... .
Robert Doisneau es conocido, sobre todo, por la famosa foto del beso: “Le Baiser de l'Hotel de Ville” (París-1950), recientemente valorada en 155.000 euros; y, también, por un especial de la revista Life sobre Picasso.
Robert Doisneau, no solo fue un gran fotógrafo que supo captar la luz con un contraste magnífico si no que, sobre todo, rezuma en sus fotos su acercamiento a lo humano, decía de esos niños abandonados en las calles "la gente adopta niños y los cría en su mente".
Tiene hermosos escritos en los que se puede percibir su forma de encarar la vida y, entre ellos, este prólogo a un catálogo que dice:
"Con gran sorpresa, la tercera edad acaba de caer sobre mis hombros. En este momento de la vida, donde la memoria globaliza los recuerdos, surgen con precisión los detalles cotidianos de los comienzos en la profesión. Mis jóvenes colegas no pueden imaginar con qué menosprecio eran considerados los que declaraban dedicarse a la Fotografía. Hacía falta para ser tolerado en este medio artístico proponer falsos grabados o símiles-pasteles. El uniforme mismo debía facilitar el ser admitido en el cenáculo. Yo jamás llevé sombrero de ala ancha ni chaqueta de terciopelo. Mi descuidada barba me hacía parecer un joven bárbaro sin educación y teorías. Yo tenía -con los ojos nuevos- una visión aguda sobre las personas y su escenografía. Deseaba compartir esta alegría natural con otros cómplices porque los decadentes refinados me tenían alejado. En este entorno banal que era el mío recibía fragmentos de tiempo en los que lo cotidiano parecía liberado de la gravedad. Mostrar estos momentos podía ocupar toda una vida.
Hoy, algunos tratan de provocarme mala conciencia calificándome de depredador. Es cierto, lo reconozco, me apoderé ligeramente de los tesoros que algunos de mis contemporáneos contenían inconscientemente, lo que facilitaba mi actividad; después todo resultó diferente: la lectura de las imágenes ya no estaba reservada a un grupo de iniciados. El sentido de las metáforas visuales era compartido por más gente. Yo me regocijaba en todos esos granos germinados en la casualidad de los días y que quizá florecían en el corazón de nuevos amigos".
Robert Doisneau
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Algo:
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