Eddie Marshall nos regaló un paisaje en el Jimmy Glass

28 de abril de 2010 - 20:26 - Música/ Music

El martes 27 de abril de 2010,es una fecha emblemática para el Jimmy Glass de Valencia porque Eddie Marshall nos regaló un paisaje.

Eddie Marshall es batería pero en la foto toca la flauta de madera, porque le relaja y ésta alto recorder en sus manos no solo relaja, transporta. La flauta recorder no se había usado nunca en jazz y Eddie tuvo que encontrar el sonido de jazz en ella, su sonido jazzy. Empezó como compañera de hotel, de atasco, era pequeña, fácil de transportar, pero pronto era algo más, una parte de Marshall, la melódica; la buscó en los clásicos, era lo único que había, primero los barrocos; a su mujer le gustaba Vivaldi, pero no estaba ahí la recorder ; y, por fin, consiguieron una, la de Frans Brüggen en Sonatas italianas, Eddie estuvo tres años escuchándo el CD, admirado y sin saber cómo se podía tocar así, era bastante frustrante.

Escúchalo:

http://www.youtube.com/watch?v=vQatlvFvGdM

La recorder

http://www.altorecorder.com

A Eddie le gusta Mozart dice que era como un gran escritor urbano, el Count Basie de su época, muy urbano. Más tarde, descubrió a Marion Verbruggen su interpretación y dominio de la recorder le fascinó y le gustaba ir a los conciertos de la Orquesta Filarmónica Barroca y grabarlos. Así empezó a desarrollar su voz melódica hasta llegar al sonido que nos ha regalado en el Jimmy ¡increíble! y la de anécdotas que nos podría contar de su compañera de viaje.

Verbruggen:

http://www.youtube.com/watch?v=rQ5_KJmXu9Y

http://www.youtube.com/watch?v=DQ-O4NzhspE

Vamos a aproximarnos a lo inabarcable, Eddie Marshall es un maestro del jazz, nació en Springfield en 1938, su abuelo tocaba blues a la guitarra pero blues, blues; y Eddie de niño tocaba el piano como su padre, pero el piano era muy pesado, había que estudiar mucho, así que se inclinó por la batería, más dinámica, más juvenil. A los catorce años ya tocaba profesionalmente y dominaba el solfeo. Eddie tenía una ventaja sobre los demás baterías, no sólo tocaba muy bien si no que leía muy bien las partituras, lo cual le favoreció el poder tocar en grupos muy pronto, con 15 años, y con grandes figuras del jazz. Se trasladó a New York, comenzó a actuar en clubs.

¡Ah! ¡si! ¡nombres!: desde Freddie Hubbard, Jon Hendricks y Dexter Gordon hasta Rahsaan Roland Kirk y Eddie Harris, entre otros. En 1967 formó junto con el pianista Mike Nock un grupo de jazz fussion el The Fourth Way, un cuarteto en el que también tocaban Michael White, violín y Ron McClure, bajo; grabaron tres álbums. Desde 1989 ha estado tocando incluyendo instrumentos barrocos en el jazz. Y qué más podemos decir...

Escucha:

http://www.youtube.com/watch?v=DnCqUTI3suI

Eddie Marshall también compone y tiene grabados dos álbumes de sus composiciones, ahora tengo uno en mis manos y lo beso, Eddie Marshall and Holy Míschíef, donde sus temas te atrapan, en alguno toca sobre sí mismo, por medio de grabación, la flauta barroca alto recorder, le acompañan Paul Nagel, al piano; Jeff Chambers, al bajo; Kenny Brooks, saxos tenor y soprano y Jeff Cressman, trombón.

http://www.eddiemarshall.argoarts.com/

Bueno de Eddie Marshall puedes contar y contar, pero nada como haber tenido el privilegio de escucharlo.

Su Web:

http://www.eddiemarshall.com/

Decía arriba que Eddie Marshall nos regaló un paisaje porque oír la batería de Eddie es entrar en un paisaje muy amplio, un paisaje de montañas por el que subes las colinas con su crash, das saltitos sobre las piedras de los riachuelos con el ride y la caja te lleva por un camino hacia la cumbre donde el charles te baña con la energía del sol. Te ves ahí, en ese paisaje y cierras los ojos, de repente algo te hace abrirlos para ver de dónde salen todas esas imágenes, esos espacios abiertos, y ves a Eddie transformado en un joven que cabalga sobre su taburete de imágenes, disfrutando, saltando, girando en una elipse las dos baquetas sobre los timbales, la caja,.. nunca había oído nada igual, es majestuoso, ¡yo que sé!, no hay adjetivos, ni forma de explicarlo. El cuarteto sonaba como una filarmónica, completo, redondo, el bajo de Rai Ferrer marcaba el corazón pausado, alborozado, juguetón, andando por todos los rincones del paisaje; Albert Bover con el piano plantaba las emociones, los discursos tranquilos, el correr del agua y Martí Serra era un pájaro tenor desbocado que estaba en todas partes, en las colinas, los senderos,… volaba de un lado a otro, un pájaro tenor al que no le faltaba el alé.