Archie Shepp
Archie Shepp nació en la Venecia de América, en Fort Lauderdale en el estado de Florida, un 24 de mayo de 1937, estudió piano y saxofón. En su juventud vivió en Filadelfia y se adentró en el mundo del teatro, de los escritores y poetas. Archie se decantó por el saxo, principalmente el soprano, y revolucionó el jazz con el free jazz.
Al principio de los 70 cayó en mis manos su long play Black Gipsy y, tras el mundo que había abierto el jazz en mi cerebro, llegó como una explosión el free jazz de Archie Shepp. Presentías que era algo grande y te llegaba más allá de la mente, directamente a las entrañas. Luego, llegó a mi discoteca su Pitchin Can, un álbum en el que en su contraportada Valerie Wilmer rezaba: Archie Shepp es parecido a un corcho balanceándose insolentemente sobre el agua; es imposible hundirle. Los defensores del “status quo” del jazz, han tratado por todos los medios de contenerle, de dominarle: nunca lo han conseguido. También, hacia referencia a las limitaciones de la grabación, más tarde lo entendí, a Archie había que vivirlo en directo, como decía Wilmer: en su aspecto musical y en su perfil humano.
Wilmer cerraba la presentación del álbum con: La nueva música necesita a Shepp que a fin de cuentas es su más vehemente portavoz. Shepp dice una lengua universal que nos habla de fuerza, de determinación y de elasticidad y su saxo burbujea triunfante también entre tantas calidades. Archie es un Coltrane elevado a la décima potencia.
Archie cantaba proclamando, rogando, sollozando, con dulzura, con ruptura, narrando lo inenarrable y, después, su saxo se elevaba agudísimo hasta la base de tu médula espinal, rompiéndolo todo y entonces veías al jazz más vivo que nunca. Pero han pasado cuarenta años y parece que es ahora cuando todavía algunos músicos de jazz van llegando al camino que Archie abrió, el camino de la libertad, el camino del free jazz porque jazz y libertad es algo casi parejo y, a veces, es necesario romper las rutinas, los tics,… .
Varias décadas después de escuchar sus vinilos se produjo un milagro, pude ver en directo a Archie, en los Jardines del Conde Trénor, sentados en el suelo, a escasos metros del escenario en el jardín, al aire libre, una noche de verano con luna llena, en Torrent, y, así, me llegó aquella música en directo, aquel Archie Shepp que cobró todo su ser. Con su sombrero calado, con su sonrisa, con sus ojos abiertos, con su mirada que te lo contaba todo en un instante, con su voz, con su saxo, con su rev, rev, rev. rev, revolution, te vaciaba el cerebro para llenártelo y te trasladaba al éxtasis a través de la catársis. Los niños lo miraban admirados y bailaban saltando con explosiones en el aire con Mama Rose, los mayores marcábamos el ritmo enloquecidos y nos salía el alma por la boca, por los ojos, con la voz deconstruida de Archie o en una nota aguda que lo volaba todo, erizándonos la piel. En Archie estaba no solo la música, estaba la poesía, el teatro, el estar despierto con los ojos abiertos en el mundo y presente. Jo, míralo:
http://www.youtube.com/watch?v=CHD7B3wJxz0
Si, Archie Shepp "es" un revolucionario y no solo del jazz (para los que quieran acallar la voz con artimañas). Años después los presentimientos se han hecho realidad, los presentimientos al oir aquello que Archie expresó en los 60, era algo grande. ¡Flipa!
Videos, entrevistas, discos...:
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