El Gazpacho Andaluz
De cara al caluroso veranillo que se nos viene, lo mejor es comer verduras frescas y ¿qué más sencillo que un gazpachillo?
Os adjunto la historia del gazpacho y una receta para pillarle ese punto andaluz, aunque en la cocina, como en todo, los más importante es aprovechar lo que se tiene, ponerle imaginación y mucho amor.
Historia del gazpacho:
Numerosos documentos atestiguan que los gazpachos son sopas muy antiguas. Cuando Sancho Panza dejó la Ínsula Barataria, triste y desilusionado por los controles y limitaciones a que eran obligadas las personas de alta alcurnia, iba añorando los de su pueblo: «Más quiero hartarme de gazpachos, que estar sujeto a la miseria de un médico impertinente, que me mata de hambre».
Los gazpachos de El Quijote se parecían muy poco a los nuestros, porque en aquel tiempo no eran de uso común las soberbias hortalizas de la huerta americana: tomates, pimientos y pepinos. Todavía a mediados del siglo XVIII, Juan de la Mata, en su Arte de Repostería, describe un gazpacho común llamado Capón de Galera, que consta solamente de «pan sin meollo» (miga), ajos, vinagre, azúcar, sal, «aceyte» (sic) y, cosa curiosa, «espinas de anchoas».
Parece que la palabra gazpacho, que comparten el portugués y el castellano, viene del mozárabe caspos, que designa los trozos de pan.
A lo largo de la historia, el gazpacho ha pasado de condumio de campesinos y legionarios romanos a ser la reina de las sopas frías de la cocina universal, junto con las vichysoisses y los bortusch.
En las cuadrillas de jornaleros del campo, junto con el muchacho encargado de pasar el botijo, había siempre un gazpachero, que molía con paciencia el gazpacho para el almuerzo del medio día. Estos gazpachos rústicos se improvisaban con gran fantasía, echando mano de los aromas, frutos y hortalizas que se tuviera al alcance para acompañar a la trilogía básica: aceite, vinagre y pan
Ingredientes para 4 personas
6 tomates maduros grandes y carnosos
2 pimientos verdes
1 pimiento rojo
1 pepino
1 corazón de cebolla grande, 1 diente de ajo (opcional)
2 rebanadas de pan del día anterior sin la corteza
sal, aceite de oliva virgen extra, vinagre
Tiempo de realización 20 minutos
Preparación
1. Poner a remojo las rebanadas de pan. Se colocan en un cuenco con agua hasta cubrirlas, añadiéndoles un poco de sal y aceite. Se reservan.
2. Pelar y trocear los tomates, los pimientos, el pepino, la cebolla y el ajo. A los pimientos se les quita las semillas. Mezcle todos los ingredientes.
3. En la batidora eléctrica, coloque la mezcla de ingredientes (en una tanda o en varias tandas), añada un poco de agua y triture hasta conseguir una crema. Se añade el pan con el agua, el vinagre y se bate nuevamente hasta conseguir que todo esté bien triturado y emulsionado.
4. Añadir agua fría y mezclar bien. Comprobar el punto de sal y vinagre.
5. Pasarlo por un colador chino o un pasapurés, para eliminar la piel de pimiento. Al haberlos triturado con piel, (es muy difícil pelarlos en crudo, sin llevarse la mitad del pimiento), ésta queda flotando y es muy desagradable al paladar.
6 . Añadir más agua si fuera necesario, tiene que quedar una textura de crema líquida. Introducirlo en la nevera hasta conseguir la temperatura deseada y en el momento de servir rociar con un chorrito de aceite de oliva virgen extra, que mezclaremos con una cuchara de madera.
7 . Se sirve con una guarnición de pepino crudo cortado en dados, cuadraditos de pan (normal o tostado), pimiento cortado en cuadraditos y cebolla picada. Cada elemento en un platito aparte para que los comensales puedan servirse a su gusto.
Más gazpachos y otras sopas frias, aquí:
0 comentarios